Los colores, las primeras maneras de ver el mundo.
Los colores es uno de los vocabularios más básicos en cualquier lengua que haya sobre la Tierra. Forman parte de los lenguajes de forma totalmente natural ya que se convierten en uno de los adjetivos más simples con los que diferenciar objetos y rasgos. Igualmente, hay que tener en cuenta un par de puntos importantes con respecto a los colores y es que cada ojo percibe las tonalidades del color de manera diferente, aunque la mayoría somos capaces de coincidir cuando estamos hablando de colores primarios o secundarios básicos y que no aprendemos a distinguirlos hasta llegar a los dos años. Hay estudios en los que se mantiene que los niños nacen viendo el mundo en blanco y negro, sin distinguir las formas de manera completa (por eso parece que no enfoquen o que se queden bizcos intentando fijar la vista en una sola cosa) y que a partir de los seis meses empiezan a tener atisbos de color. Esto se debe a que los conos (que son los que hacen que distingamos los colores) no están maduros completamente al nacer, sino que terminan de madurar con el paso de los meses.
Por lo tanto, hay que tener en cuenta que, aunque sea un vocabulario muy sencillo, antes de esa edad no podremos intentar enseñárselo porque no lo distinguirá. Hay que ir incorporándolo poco a poco, de manera natural, como se hace en el idioma materno que predomine en la situación de cada familia.
¿Cómo enseño los colores en inglés a mi hijo?
A partir de ahí, es importante seguir un orden en el aprendizaje de los colores, empezando con los primarios y siguiendo poco a poco a partir de ahí. Es decir, rojo, azul, amarillo, blanco, negro, verde, etc. La forma más sencilla es a partir de objetos cotidianos que rodeen al niño en su día a día, como pueden ser juguetes, peluches o la ropa.
Cuando ya es un poco más mayor, se pueden utilizar otros estímulos a la hora de aprender los colores, como son las canciones. Hay muchas canciones infantiles que hablan sobre los colores, relacionando cada color con cosas muy reconocibles (el mar azul, el sol amarillo, la nieve blanca). De esta manera, el niño no sólo estará aprendiendo los colores, sino otro vocabulario sencillo que luego podrá utilizar para formar frases y hablar sobre su entorno.
Otra de las formas más sencillas a día de hoy es buscar juegos educativos interactivos. Aunque no debemos acostumbrar a los niños pequeños a estar muchas horas delante de una pantalla, con tiempos responsables y bajo supervisión pueden ser una gran herramienta, además de formar parte de nuestro día a día de una manera inevitable tanto en el ámbito social como en el del trabajo y estudio. Actualmente hay muchas aplicaciones de juegos educativos que pueden resultar de ayuda, sobre todo cuando los padres no son fluidos en el idioma que quieren enseñarle a su hijo, pero aún, así quieren apoyar su bilingüismo desde casa.
Se pueden aprovechar pequeños momentos cotidianos para enseñar, como cuando se están recogiendo los juguetes. Así también convertimos una tarea en algo divertido y a la vez que se acostumbran a tener que cuidar y recoger sus propias cosas, aprenderá los colores en inglés. Los juguetes pueden resultar de gran ayuda porque suelen tener colores vivos, primarios y pocos tonos en cada juguete, siendo así más sencillo distinguir cada color.
Hay muchas formas de enseñar y ayudar a los pequeños a aprender un nuevo idioma como es el inglés sin que parezca una obligación y estas son algunas de las maneras de conseguirlo.